La pérdida de poder adquisitivo es el problema más evidente que conlleva la inflación. Pero también puede afectar a la balanza de pagos de un país pues las subidas de precios hacen caer la competitividad.
La inflación se moderó en diciembre hasta el 5,7 por ciento, pero la subyacente, que excluye los alimentos no elaborados y la energía, aumentó 7 décimas, hasta el 7%